miércoles, 25 de septiembre de 2013

ACTO SÉPTIMO   

            Observador. Preferible e incomprensible el asma  inequívoco, destellante. Sarta empobrecida desde el miasma nacido en tu aposento y vigoroso tu efusión dramático, que en mi disfraz aterrador, recibí como un manto de rocas. Llegar llorando para enmudecer las perdidas, no comprende el sentido (señal de éter profundo). Cada vez más difícil, cada vez más oscuro, cada vez más austero, cada vez más efímero.  Deberías dejar de decirme siempre la misma pregunta: ¿para que? Si sabes que no existe en mí eso que tanto buscas. Claro que hablo así, trato de que te pierdas para que no me encuentres.  Tan natural y cimarrón, la jauría galopa a tropel  para matar. Todos crían cuervos. Yo lobos. Mi misterio será cruz y olvido entre serpientes y rosas. Alguna vez nací y volando llegué al acantilado para anidar. Después de creer durante mil años decidí convertirme en pájaro y no obstante pude revelarle el misterio al leproso, amigo indiferente. Quien más escucharía al que llaman indigno de ti. “Piedad por mi” le dije y en su mirada vi muchos caminos, esos que estoy mostrando ahora mismo.
         Hice tu canción y me anhelaste; hizo tu hechizo el mastodonte y pueril uñas engendraron el rasguño nacarado en mi corazón. ¿Sabias que tengo un hogar aquí? No te has ido; invoco el día por tu nombre y la noche llega sola. Sin una ni otra es indivisible tanto horror.  Más caminos entre bosques y desiertos. El tiempo y tan relativo espacio me envió al mar helado. Allí viví entre osos y ballenas que luchaban y acariciando el hielo reactivé la psiquis mutante del emporio construido en tu laberinto espeso.  Solo los altos valles emprendieron el girar del mundo en que vivía, potente y fugas tu espanto, igual al mío.
         Me senté a esperar el paso fantasmal de mis sombras y conté una a una las nociones inexistentes que cultivábamos, ridículamente, en éxtasis anales. 
        


martes, 10 de septiembre de 2013

ACTO SEXTO

Bajo la tierra mil lombrices escuchan el quejido sonámbulo, y despertaste para sonreír frente a un espejo. Vidrio sínico y fugas. Que la luz robada de las nubes no se te suba y creer que esa corona vaporea te hace diferente, no habilita a que el amor haga arrullo en tus cuencos. Toda esa riqueza encendería la fogata (que gran combustible lleno de caminos y carteles hacia la maravilla sin conejos y reyes) para tu desierto salado. Mira que la lupa de Jesús se lee todos los días, en el afán de conseguir una huella que llegue hacia donde no se quiere llegar. Si pudiera no volar; si estar enterrado no me permitiera aunque sea respirar pero si estoy parado en la gran pirámide, con halcones revoloteando y espíritus andrajosos que asustan… mancha la roja tinta que surge sin querer, yo la detengo pero el diagnostico me dice que es un derrame cerebral. La jauría acecha.
 Me contaron los sapos que me esperan. Dicen que mis hermanos no me extrañan, no recuerdan la estética, ni la somnolencia de aliento. No quedó nada para recordar porque nací.
Un día no existe. Una noche tampoco. Tenemos los boletos para subir al tren y no subimos. Comprar en un shopping es suicidarse miles de veces. Dicen eso…

Yo y mi fiel ignorancia andamos juntos pero desfasados.  Quiero sentir que alguien del otro lado pueda absorberme y me quedaría más tranquilo, no me haría cargo de los lobos y serpientes que salen libres. No necesitaría disciplinar tanto. Mirar, que unidos podemos recrear, tan solaz, el pasatiempo activo del respiro.   

lunes, 9 de septiembre de 2013

ACTO QUINTO

         Hoy hay un individuo: otro uno, solitario y prefiriendo estar. Angustia y ansiedad; la tristeza te asesina. Anuncio para mariposas neónicas que se encienden al clic de los sueños. Y el malabarístico hablar, lanzador de pétalos y flechas, diseñó la carcaza y acapara todo el radio de su imperio grande y mutante, una línea de murallas y serpientes que rodean los vacíos imberbes que creen saber misterios. No son ciertos, pero ellos insisten con la evasiva; sofismo apagado y tan ridículo para confiar. ¿Has notado eso? He llegado hasta aquí sin saber que decir.
         (Tan breve, acotado. Siento que me voy; ya no estoy aquí. Soy insignificante a tal punto que cuando quiero verme comienzo a llorar. No me gusta lo que soy; algo impide mi avance. Tengo los grilletes puestos  más que nunca. Si los retirase volaría indómitamente y si… me llevarías por los campos elíseos y te gustaría verme así, tan niño)
         Cuantas preguntas para un solo corazón que dejaste varado en el puerto del tedio. Llamaradas y epidermis se combinan pero la quimera surge en las cosas más triviales. Luchas perdidas y sigue el conteo…, los resúmenes verbales suenan mucho mejor que tus recuerdos. Un desaparecido vuelve a eclipsarme el paréntesis que tiene mi tiempo, alguien sin que yo rememore golpea una puerta, insiste con su presencia y se va… así desaparece. ¿Qué es lo que veo en tu sonrisa agotada? Hay lágrimas en mis cascadas transparentes, fuego congelado, pétreo. El amor todo lo puede. Llegamos a relatar más que poesías incongruentes y poco reales, una isla llena de misterios (otra vez esas palabra, creo que es sinónimo de verdad) que se refiere a ciertas imágenes danzantes, donde lobos y gitanos copulan y ahí me siento… si, misterio. Soy feliz navegando en mi aquelarre anónimo, todo el siniestro mundo me consume y yo aullándole a la luna, toda ficción enmudecida por la apariencia sintética de tus senos.      

           
ACTO CUARTO
        Mi necesidad de silencio es abrumadora. Es un recuerdo de útero y anocheces, todo un entramado, un manto inequívoco y sutil. Mi recuerdo madre me contempla con ojos de carne e hídricamente un molino mueve la penuria en llamas que posee el alma, tan transparente como ese aire. Fluye nuevamente el porvenir irrisorio que es más adolescente y animal, ese rectar viejo que tenemos en los baúles de ancianidad y deslices sin permiso. Un reloj atrasado no me es fácil en tanto y en cuanto desvanezcas las cornisas de tus pestañas. Acariciado, mal humorado; entenderte es como beberte… sabores infalibles para el asombro que no llega todos los días por más que reniegue y las embotelladas sonrisas en oferta convencieron tantos rayos catódicos y fatales, despidiendo sinfonías atómicas.
Bailé con palabreros y magos escorpiones y siempre insistía que lo mejor del mundo fuiste vos: tan acotado espectro de mis visiones peregrinas. Todo queda formado en parafernalias ridículas, construidas con las sobras de frívolas promesas mal oradas y sentíamos novelas baratas de rezago, porque nuestra suerte se había ido al carajo de tanto firulete dominguero. Si me encierro en el arca de coral para navegarte sin sospechas, sin la desconfianza ocasional de los proveedores que fabrican los diccionarios en común a todos (ya te he recordado lo de la fosa y las flores marchitas que dejaron y re inventaron los novelistas consumidos y que el delirium tremen se los llevó) es solo un respirar puro de soles encuadernados, tan infantiles como los soberbios búhos, voladores y nocturnales poetas que luchan por salvar el acto de hacer nada.
Pobre poeta, pobre obrero de la construcción, pobre vendedor fracasado que no llegó a hacer los cursos de marketing que mandó nuestro Rey. ¿Te acordás cuando te dije que no tiraras los folletines con la guía para vivir?
Hoy comeremos en la cama y yo seré tu hombre huevo. 

   
ACTO TERCERO

         El rigor contempla la penuria del inmenso cuarto tornasolado y despierto amanecer en capuchas desvestidas y sacrílegas marchas nupciales que se han dado sin conocer el furibundo carcomido paseo de espejos acerados y censurados. Peregrinar de arácnidos y maldicientes embusteros asechando y acosando algo que sigue en hígados infernales. Voluptuosos y cuadrados blancos se asemejan al retrato de personas diferentes al anochecer que se trago tu tristeza escondida, podrida de fomentar el absurdo aburrimiento y entre paradojas y espantapájaros los avechuchos de costras voladoras se pegan descansando en las ventanas de tu casa. Si llegase el risueño parco que te engendró sin abortar los sueños propios, seguro traicionarías tu espalda de buitre y tiburón; yo sin más que tus propinas de mentiras, psicología de bidet y masturbando los encéfalos dejarías tu uñas ensartadas en los pétalos sanos y telúricos. Constatación de que alguien navega y devela en las vergas de mi nave sobre un zafarrancho que suena y selvas púbicas y virginales, adulterio que fecundó un maltrecho hombrecito sin nada que comer más que la propia carne.

         Cuanto quisiera tu voz escuchar y en este ataúd de piedra, disimulado y oblongo, hospedarte en mi ombligo carcomido y musido. Yo, aprendiz del sapo culto que me enseña lo que antes se pensaba y todos quieren desechar. He ahí esa sabiduría desdeñosa fomentando la maldad desigual y sin equilibrio. De tantas formas e impertérrito esperaba un beso en aquella boca de labio espumosos y siniestros; pinta la punzó descalzo que caminas en las piedras calientes del volcán en seno perdido y es tu cuerpo el vestigio de una vez perpetrado el acto amatorio, cúpula y marmita que cosecha óvulos, la semilla indescifrable que crece y no ampara el futuro irresponsable, poco piadoso. ¿Que serás engendro maldito cuando abran tus vientres púbicos y nazcas de ti mismo?


         Ya hay un circulo rojo en el cielo y no es lo tu piensas, la esencia de lo que conoces puedes entender de estas palabras que emergen; pus y dientes rotos de apretar mandíbulas y sin esperar tu ayuda, burlas más lo inevitable y seco que dejaste marchitar tantos tiempos, esa capa blancuzca y fantasmal, atractiva, que es la nada.         
ACTO SEGUNDO

Muerte que resplandeces desde el final de un túnel, llamas con tu luz allí, misteriosa luz de sombra y tanto es que tu belleza enalteces, que el deseo es libre. Inspiras las imágenes pétreas que viven en los bosques, y sin embargo el gran temor que te han inventado. El poeta, cuando joven, quiere suicidarse porque no logra aguantar la vida. Pero no quiere morir por poeta, quiere morir por joven. Poeta, eres ángel que viviendo solamente de pobreza y luna comprendes los soles sobres las cabezas mundanas, y caminas por ramblas, parques y villas en busca de tu alimento más preciado, el que cultivas de los campos estériles y sucios. Todo ese cementerio prohibido, lleno de lobos y palabras. De eso te alimentas para tu poesía.
Muerte es la palabra más bella, la del temor, la de la parca que flota como un bufón absurdo, eligiendo cuerpos para la tierra fecunda. Todos te aman y nadie te ve; yo te veo y nada ocurre. Soy tan viejo ya que me parezco a voz. Toco mi rostro y noto mi calavera, toco mis piernas y noto mis huesos. Veo en el espejo carne desnutrida, la que nadie quiere, la que alguien mato cuando no era poeta, pero si era joven. Un poeta te lleva de la mano, un poeta lleva puñales. El cree en revoluciones y en el arte, en la estupidez humana. Se enoja, escupe al suelo, llora su agonía. Un poeta come lo que encuentra y se preocupa por las flores. Un poeta toca los perros y contagia su sonrisa.
Muerte como única palabra en el diccionario, sinónimo de todo y resumen, que peligrosa estas (latente movimiento ventricular y rojo). Fluye la bestia que hay en ti poeta, monstruo y preludio que espera en la puerta de una tumba. Recuerda el puñal y el mendrugo que habitas; carcome tu cerebro. Siempre has de estar triste, esa es tu felicidad, la única respuesta que tienes para tu prosa, mierda terrenal y susurros de Dios para mediocres hábitos. Que patético es tu mundo sin su compañía, necesitas saber que ella esta ahí, rasguñando tu espalda. Oz  y objeto de sombras comparten tu cuarto y te amas a ti mismo.

Muerte y vínculo. Poeta y asecho. ¿Para que sirven tantas palabras si hay un solo sentimiento? Vos y la inesperada sorpresa de saber que existís. Dejo mis días pensando que decirte y nada alcanza. Tu perfección es inconmensurable y no hay diferencia entre vos y ese cuervo negro. Un poeta nació para ser laxo tus antojos, esa especial mascara de farabute enmohada y risueña que a los ancianos invitas a murgar y luego los envuelves dulcemente en sueños. Los poetas tienen zapatos feos y en el montgomery  esconden listas de cosas que nunca harán: decirle a mis padres que son mis hijos, que arrullen mi vejez. No hay poetas, no hay ni buenos ni malos, hay personas que solamente mueren, aunque solo a veces.  
ACTO PRIMERO 


Cuando, llegada la nocturnidad y en todo se contemplara el simulacro empobrecido pero despiadado y que no logra la serenidad en lo previsto, lo estipulado por los hombres que la incoherencia social nos impone, se abre (y sin tantas ataduras, cerrojos inseguros de los propios mimos satíricos e irónicos) aquella pradera esperada; amplio espacio de carreteo mental que nada hace pensar en el cielo tan cercano e invisible.
Ahora, ¿porque no logras verte ahí, leyendo…? claro que no puedes ignorar tus actos, pero no somos los participes de tus continuados nacimientos.
Entre tanto, los días que van marchando muy prolijos por los almanaques amarillentos, cuentan el progreso de tu propia muerte. ¡Vieras el miedo profundo que produce esta maquina humana, fabricante de residuos y mucho más si utilizamos diferentes maquillajes…! (Que hipócrita me siento al sentir mi serpiente retorcerse en tu inconciencia dormida. Pero no te asustes, es un juego más sencillo y menos peligroso que cruzar las calles sin sentidos).
El coraje es una página inconclusa, como otras muchas cosas que sin quererlo, metemos en una botella llena de mensajes que arrojamos al mar y así, perdidas las ideas, se diluyen dulcemente como un recuerdo fosilizado, usado solo para salvar un momento, una pequeña parcela de nuestro cerebro olvidado.
  Tanto en tanto, me gusta juguetear en esos escondrijos como el más descabellado duende que habita en el fondo de tu pozo.
Se a corroborado, nuevamente, que los registros enmohados (y como un rayo violeta), surcan y marcan sus huellas sinuosas, algo tan atónito para los santos andrajosos, oscuros, que salvan vidas… ellos (los registros) en sus gabinetes, a la espero que los rescaten, pero ahí están a la eterna espera.
Párrafos son pasos tranquilos, seguros, pesados. Lee y no te detengas, dejate envolver en la abrumadora solidez de las palabras, que se metan en tu contradicción y revuelva el alma de tu pecho fláccido, desnutrido de energía y vitalidad. Mata, asesina el diccionario del diablo, toma un color ardiente y píntame los labios de sabiduría. Nos encontraremos por los pasillos escarlatas de las venas tapadas de mugre y limpiaremos la infancia que nos privaron nuestros padres… comeremos de las mismas raíces destellantes, la verdadera y amarga.
¿Habremos nacido o solo somos un maldito sueño de anticristo, estrella de TV que no tiene nombre y que algunos osaron en llamar Jesús?
En el astillero, la construcción de mi barca esta casi lista y es inmensa: orgías y excesos. Tiene forma de camastro y cuenta con una sola habitación, donde todos los que quieran viajar tendrán, como condición de pase, revelarme su más profundo deseo que seguro es igual al mío…( yo siento que el sabor de tu corazón es asquerosamente delicioso, eso me da placer y gozo).
Pero no todo es color de rosa (eso quisiéramos en este mundo cruel). No te preocupes  por esa pesada piedra que arrastras y que en definitiva, desencadenará en el mar para hundirte, la mejor manera de sentarte en esta mesa y disfrutar del banquete es desatormentándote, rezar tus propias oraciones surgidas en una y consecuente moral común y que es tu obligado, arduo trabajo en destruir.
Hegemonía, ¿Qué quiere decir esa palabra? Me suena a genocidio, exterminio, imprudencia. Depresión… entonces testeo el arcón sobre mis hombros y la prehistoria hace su presencia, siempre tan animal (mi bello animal dormido y errante, que llama a la luna para hacerle el amor) y nace un ave, es frágil y tierna, es un pequeño matiz en los crisoles publicitarios. Me desplomo por los volcanes inmensos, yo… que no suelo recordarme ante el Rey Mandamás y las leyes. Estoy vestido de palabras inocuas la mayoría de mis vivencias y sin embargo, el alimento voraz en mis desdichas son solo representaciones vacías, tristes. Este es uno de los momentos, por eso yo solo te pido me ayudes a complementarme y seré tu esclavo, tu servidor sodomita, yo cuidaré de tu vejez prematura. Lavaré tus pies de peregrino y rociaré con perfume tu única piel de camaleón. Nací así de ti, y en si, ni me crees que soy materia.
Recibo asunciones a quien no las merece, actos prosaicos que desmerece mi intelecto, mi predilección por la fruta prohibida, desdeñosa y ardiente. La noche me merece, me devora, desmembramientos y bajadas al infierno una y otra vez. Sufrir las consecuencias ajenas tiene su precio. ¿Cuál es tu elección? Me interesás desde lo más profundo. Quiero ver tus escombros, ver si son iguales a los míos. Entiendo… no te lo permite tu EGO. Yo tengo un arma que puede acabar con tu CRUZ. La eh usado muchas veces y no requiere ninguna instrucción de uso. Solo debes escribir hasta que te aburras la palabra “YO”, si, hasta que te des asco… luego nacerás, te lo aseguro.
Ahora, el elixir de tu cuerpo te envolverá de tal manera que será inevitable te ames, por ende, amarás mucha más al despreciado pero eso si, no puedes volver atrás. Eso sería morir eternalmente.
Suena la nueva luz de mi ventana y yo reluzco la purpurina glamorosa, gurú y pescador sin redes. Solo desde mis pupilas, la acrobacia de luciérnagas sagaces quedan atrapadas y pernoctan. Que todo sea diferente mañana, imploro sin cesar a las tarántulas marcianas y hechiceras para que te pueda encontrar y decirte, solo decirte… ¿Podrá mi bosque encantado decirte?
Creer es más que demasiado; demencial creer que la tierra no tiene mundos ni encantos, planetas aquí y allá, solitarios de pesadillas y oscurantismos sin neones. Confundir colores con amores no es poca cosa.
Mi nombre no es Samsa, no no… No: me gusta esa palabra y hago uso continuo de ella, me la guardé en un bolsillo escondida como un puñal para clavarlo ahí, si ahí donde tu vez…. La estaca penetra. Tal vez mi amante, mi propio asesino me absuelva de todos los pecados, ese tatuaje en mi cerebro que nunca se irá, deformado por el tiempo.
                 Falta muy poco tiempo para la desmaterialización y no quiero irme de aquí sin decirte: ¡Bienvenido!, porque tu estas envolviéndome con tu cuerpo y yo permaneceré en mi letargo, esperándote.