ACTO PRIMERO
Cuando, llegada la nocturnidad y en todo se contemplara el
simulacro empobrecido pero despiadado y que no logra la serenidad en lo
previsto, lo estipulado por los hombres que la incoherencia social nos impone,
se abre (y sin tantas ataduras, cerrojos inseguros de los propios mimos
satíricos e irónicos) aquella pradera esperada; amplio espacio de carreteo
mental que nada hace pensar en el cielo tan cercano e invisible.
Ahora, ¿porque no logras verte ahí, leyendo…? claro que no puedes
ignorar tus actos, pero no somos los participes de tus continuados nacimientos.
Entre tanto, los días que van marchando muy prolijos por los
almanaques amarillentos, cuentan el progreso de tu propia muerte. ¡Vieras el
miedo profundo que produce esta maquina humana, fabricante de residuos y mucho
más si utilizamos diferentes maquillajes…! (Que hipócrita me siento al sentir
mi serpiente retorcerse en tu inconciencia dormida. Pero no te asustes, es un
juego más sencillo y menos peligroso que cruzar las calles sin sentidos).
El coraje es una página inconclusa, como otras muchas cosas que
sin quererlo, metemos en una botella llena de mensajes que arrojamos al mar y
así, perdidas las ideas, se diluyen dulcemente como un recuerdo fosilizado,
usado solo para salvar un momento, una pequeña parcela de nuestro cerebro
olvidado.
Tanto en tanto, me gusta juguetear en esos
escondrijos como el más descabellado duende que habita en el fondo de tu pozo.
Se a corroborado, nuevamente, que los registros enmohados (y como
un rayo violeta), surcan y marcan sus huellas sinuosas, algo tan atónito para
los santos andrajosos, oscuros, que salvan vidas… ellos (los registros) en sus
gabinetes, a la espero que los rescaten, pero ahí están a la eterna espera.
Párrafos son pasos tranquilos, seguros, pesados. Lee y no te
detengas, dejate envolver en la abrumadora solidez de las palabras, que se
metan en tu contradicción y revuelva el alma de tu pecho fláccido, desnutrido
de energía y vitalidad. Mata, asesina el diccionario del diablo, toma un color
ardiente y píntame los labios de sabiduría. Nos encontraremos por los pasillos
escarlatas de las venas tapadas de mugre y limpiaremos la infancia que nos
privaron nuestros padres… comeremos de las mismas raíces destellantes, la
verdadera y amarga.
¿Habremos nacido o solo somos un maldito sueño de anticristo,
estrella de TV que no tiene nombre y que algunos osaron en llamar Jesús?
En el astillero, la construcción de mi barca esta casi lista y es
inmensa: orgías y excesos. Tiene forma de camastro y cuenta con una sola
habitación, donde todos los que quieran viajar tendrán, como condición de pase,
revelarme su más profundo deseo que seguro es igual al mío…( yo siento que el
sabor de tu corazón es asquerosamente delicioso, eso me da placer y gozo).
Pero no todo es color de rosa (eso quisiéramos en este mundo
cruel). No te preocupes por esa pesada
piedra que arrastras y que en definitiva, desencadenará en el mar para hundirte,
la mejor manera de sentarte en esta mesa y disfrutar del banquete es desatormentándote,
rezar tus propias oraciones surgidas en una y consecuente moral común y que es
tu obligado, arduo trabajo en destruir.
Hegemonía, ¿Qué quiere decir esa palabra? Me suena a genocidio,
exterminio, imprudencia. Depresión… entonces testeo el arcón sobre mis hombros
y la prehistoria hace su presencia, siempre tan animal (mi bello animal dormido
y errante, que llama a la luna para hacerle el amor) y nace un ave, es frágil y
tierna, es un pequeño matiz en los crisoles publicitarios. Me desplomo por los
volcanes inmensos, yo… que no suelo recordarme ante el Rey Mandamás y las
leyes. Estoy vestido de palabras inocuas la mayoría de mis vivencias y sin
embargo, el alimento voraz en mis desdichas son solo representaciones vacías,
tristes. Este es uno de los momentos, por eso yo solo te pido me ayudes a
complementarme y seré tu esclavo, tu servidor sodomita, yo cuidaré de tu vejez
prematura. Lavaré tus pies de peregrino y rociaré con perfume tu única piel de
camaleón. Nací así de ti, y en si, ni me crees que soy materia.
Recibo asunciones a quien no las merece, actos prosaicos que
desmerece mi intelecto, mi predilección por la fruta prohibida, desdeñosa y
ardiente. La noche me merece, me devora, desmembramientos y bajadas al infierno
una y otra vez. Sufrir las consecuencias ajenas tiene su precio. ¿Cuál es tu
elección? Me interesás desde lo más profundo. Quiero ver tus escombros, ver si
son iguales a los míos. Entiendo… no te lo permite tu EGO. Yo tengo un arma que
puede acabar con tu CRUZ. La eh usado muchas veces y no requiere ninguna
instrucción de uso. Solo debes escribir hasta que te aburras la palabra “YO”,
si, hasta que te des asco… luego nacerás, te lo aseguro.
Ahora, el elixir de tu cuerpo te envolverá de tal manera que será
inevitable te ames, por ende, amarás mucha más al despreciado pero eso si, no
puedes volver atrás. Eso sería morir eternalmente.
Suena la nueva luz de mi ventana y yo reluzco la purpurina
glamorosa, gurú y pescador sin redes. Solo desde mis pupilas, la acrobacia de
luciérnagas sagaces quedan atrapadas y pernoctan. Que todo sea diferente
mañana, imploro sin cesar a las tarántulas marcianas y hechiceras para que te
pueda encontrar y decirte, solo decirte… ¿Podrá mi bosque encantado decirte?
Creer es más que demasiado; demencial creer que la tierra no tiene
mundos ni encantos, planetas aquí y allá, solitarios de pesadillas y
oscurantismos sin neones. Confundir colores con amores no es poca cosa.
Mi nombre no es Samsa, no no… No: me gusta esa palabra y hago uso
continuo de ella, me la guardé en un bolsillo escondida como un puñal para
clavarlo ahí, si ahí donde tu vez…. La estaca penetra. Tal vez mi amante, mi
propio asesino me absuelva de todos los pecados, ese tatuaje en mi cerebro que
nunca se irá, deformado por el tiempo.
Falta muy poco tiempo para la
desmaterialización y no quiero irme de aquí sin decirte: ¡Bienvenido!, porque
tu estas envolviéndome con tu cuerpo y yo permaneceré en mi letargo,
esperándote.