lunes, 9 de septiembre de 2013

ACTO QUINTO

         Hoy hay un individuo: otro uno, solitario y prefiriendo estar. Angustia y ansiedad; la tristeza te asesina. Anuncio para mariposas neónicas que se encienden al clic de los sueños. Y el malabarístico hablar, lanzador de pétalos y flechas, diseñó la carcaza y acapara todo el radio de su imperio grande y mutante, una línea de murallas y serpientes que rodean los vacíos imberbes que creen saber misterios. No son ciertos, pero ellos insisten con la evasiva; sofismo apagado y tan ridículo para confiar. ¿Has notado eso? He llegado hasta aquí sin saber que decir.
         (Tan breve, acotado. Siento que me voy; ya no estoy aquí. Soy insignificante a tal punto que cuando quiero verme comienzo a llorar. No me gusta lo que soy; algo impide mi avance. Tengo los grilletes puestos  más que nunca. Si los retirase volaría indómitamente y si… me llevarías por los campos elíseos y te gustaría verme así, tan niño)
         Cuantas preguntas para un solo corazón que dejaste varado en el puerto del tedio. Llamaradas y epidermis se combinan pero la quimera surge en las cosas más triviales. Luchas perdidas y sigue el conteo…, los resúmenes verbales suenan mucho mejor que tus recuerdos. Un desaparecido vuelve a eclipsarme el paréntesis que tiene mi tiempo, alguien sin que yo rememore golpea una puerta, insiste con su presencia y se va… así desaparece. ¿Qué es lo que veo en tu sonrisa agotada? Hay lágrimas en mis cascadas transparentes, fuego congelado, pétreo. El amor todo lo puede. Llegamos a relatar más que poesías incongruentes y poco reales, una isla llena de misterios (otra vez esas palabra, creo que es sinónimo de verdad) que se refiere a ciertas imágenes danzantes, donde lobos y gitanos copulan y ahí me siento… si, misterio. Soy feliz navegando en mi aquelarre anónimo, todo el siniestro mundo me consume y yo aullándole a la luna, toda ficción enmudecida por la apariencia sintética de tus senos.      

           

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