ACTO OCTAVO
Quiero comenzar a escribir sin
mensajes, con la imposibilidad de que me refutes todo y en todo esto que soy;
yo comprendo que las anchas márgenes, y de tan somera que resulto la inevitable
calamidad en tus minucias, más, tentempié y pusilánime vegetariano toxico y
marmota, rebotando las tantricas naranjas malintencionadas, cayendo en mi
somier de resortes trémulos… mi imposibilidad,
nuevamente de frente a tu expresión tan visionaria y milimétrica,
marcándome con tu dedo de jirafa.
Transmuto en la ropa homosexual y me
detengo para sentarme a descansar histérica. Ya desplomada, con el orificio
abierto, la luz desde el ano selenita es hermosamente brillante. Tergiversado
por morsas crepusculares, impongo el
feto que sale de adentro, clavado es superficies blancas y lisas. Chorreas de
ideas que nada tienen que ver contigo. Fecundo el huevo gaseoso y espanto los
insectos con bolsas de polietileno made in chota.
Yo quiero decirte que te amo.